Naufragio del Tonghai en aguas de Ferrol.

Un buen amigo y compañero de trabajo me preguntaba una vez porque todas las historias que se contaban sucedían en mares lejanos, al otro lado del mundo y no en nuestras aguas, aqui al lado, pasa algo parecido al contar historias de naufragios, parece que estos siempre suceden en medio de temporales nunca antes vistos, casi siempre se dice que estaban cargados de riquezas, oro o joyas…

Supongo que es algo intrinsico a las historias transmitidas de forma oral, poco a poco se va desdibujando la verdad y adquieren un aura de fantasía magnificando el dramatismo. Pero en el Tonghai es aun más llamativo si cabe, ya que solo habiendo pasado una generación desde su pérdida en nuestras aguas, ese aura de misterio ha ocultado toda su histotria, desde las circunstancias de su naufragio, hasta su posterior desguace, pasando por la carga que llevaba, aunque en esta primera parte solo hablaré de la historia de su hundimiento, hasta que se posó en el fondo de nuestras aguas para siempre.

Foto del Tonghai depositada en Sjöhistoriska museet

Aunque fue botado en la ciudad de Gotemburgo un 24 de abril de 1.940 y entregado en noviembre del mismo año a la compañía Svenska  Ostasiatiska Kompaniet, de Gotemburgo en Suecia, este modernísimo barco no se pone en servicio hasta junio de 1.944 debido a la segunda guerra mundial. Tenía el Tonghai 140,78 metros de eslora, 19,56m de manga y 8,26m de puntal, con 6.105TRBs y un peso muerto de nada menos que 10.055 toneladas, montaba dos enormes motores diésel Götaverken AB de seis cilindros, tipo DM 520/1100 VGS-U con una potencia de 7.900 caballos, medían estos 12 metros de largo y 9,5 de alto, con un peso de 295 toneladas cada uno, alcanzando el barco a toda máquina los 15 nudos de velocidad, sin duda un mercante muy rápido para su época.

En la mañana del 4 de noviembre de 1953, pasaba el Tonghai el cabo Finisterre con rumbo norte, entrando en el golfo de Vizcaya, el barco saliera de Suecia cinco meses antes rumbo a la India, de donde partió el 6 de octubre con carga general, principalmente té y especias, para los puertos de Boulogne, Dunkerque, Amberes y finalmente Suecia. La travesía se realizó sin incidentes y con buen tiempo, pero al entrar en el golfo de Vizcaya, el carguero se encuentra con una espesa niebla, la visibilidad se vuelve nula y a bordo se toman de inmediato todas las precauciones, el capitán y el oficial realizan la navegación con el recientemente aparecido radar, se da la orden de reducir máquina y de régimen de maniobra, se dan las pitadas oportunas y se colocan vigías en ambos alerones del puente.

Petrolero Esso Cardiff, foto extraída de http://www.aukevisser.nl

En la pantalla del radar, los ecos de los barcos son numerosos ya que es una zona donde el tráfico marítimo es denso, el capitán vigila constantemente un gran eco a estribor, aproximadamente a una milla de distancia,  que hace la misma ruta que el Tonghai y casi a la misma velocidad, es el eco del petrolero inglés Esso Cardiff, de 10.000 toneladas brutas, cargado de petróleo destinado a algún puerto europeo, el capitán sueco explicará más tarde que “de repente y sin ningún motivo, este barco hizo una maniobra tal que nos embistió de lleno” al ver el eco acercarse ordena atrás toda y en el petrolero hacen la misma maniobra, pero no logran parar su marcha y golpea al carguero por su costado de estribor, entre las bodegas 1 y 2, abriendo una brecha de unos seis metros por la cual entra un torrente de agua de mar, el Tonghai rápidamente mete su proa debajo del agua y ambas hélices se dejan ver.

La afición del patrón del remolcador por la fotografía nos ha dejado un material impresionante del naufragio del Tonghai,
Foto extraída de http://www.marine-marchande.net

Juzgando la situación crítica y creyendo el capitán en el inminente hundimiento del barco, ordena el abandono mientras el mercante ya detenido, es mecido por una mar tendida del oeste, en esos momentos la niebla comienza a disiparse y la visibilidad mejora, se arrían los botes salvavidas y los cuarenta tripulantes van ocupando sus lugares en ellos, uno se dirige al petrolero inglés, el otro espera al capitán y al jefe de máquinas, bajando por la escalera de practico, este último se resbala y cae al agua entre el barco y el bote, los hombres lo recogen lo más rápido posible con algunos moratones y unas costillas rotas, el capitán, el último en abandonar el barco, también se resbala de la escalera y acaba en el fondo del bote, hiriéndose levemente en la pierna, la tripulación es recogida poco después por el petrolero inglés que ha permanecido cerca del Tonghai desde el momento de la colisión.

Una vez a bordo del Esso cardif, el capitán sueco, que ni siquiera ha lanzado un S.O.S. creyendo que el naufragio era inminente, se da cuenta de que el barco todavía está a flote, por lo que contacta con su armador y ambos creen poder remolcar el barco. El armador a su vez contacta con la compañía Abeille, en Le Havre, Francia, quien envía la solicitud de remolque a su agencia de Brest. Ese mismo 4 de noviembre, pero a primera hora de la tarde, el Abeille 26 zarpa de Brest rumbo a 80 millas al norte del cabo Finisterre, a donde llega al amanecer del día siguiente. Las condiciones del mar y el clima son las mismas que el día anterior, la niebla se ha disipado por completo y la visibilidad es buena. El Tonghai sigue a flote, aunque el castillo de proa está prácticamente bajo el agua, dejando ver con el balance de las olas las dos hélices fuera del agua.

Remolcador Abeille N26, foto extraída de http://www.marine-marchande.net

Después de haber dado una vuelta al naufragio a poca distancia y a una velocidad reducida para echar un vistazo, el capitán de Abeille 26 vio la importante brecha que le había abierto el petrolero ingles al carguero sueco y de la que el mar entraba y salía. Considerando que el carguero se puede remolcar, el Capitán del remolcador, de apellido Huido, decidió poner el bote a motor en el agua, tripulado por nueve hombres bajo las órdenes del primero, un tal Drevillon. Al llegar al costado del carguero, siete de ellos trepan por la escalera de práctico que cuelga en el costado de estribor, subiendo a bordo un cable de acero para preparar el remolque, acabando las labores un poco antes del mediodía, para después maniobrar el Abeille, colocándose cerca de la popa del Tonghai enganchando el remolque. Mientras tanto el bote va a buscar al capitán y al jefe de máquinas del carguero que permanecían a bordo del petrolero inglés. La tripulación del remolcador también regresa a bordo después de apagar los generadores, la dinamo y el radar del carguero, que todavía estaban en funcionamiento, no sin algunas dificultades debido a la mar de fondo izan el bote a motor.

Foto de la popa del Tonghai con el remolque listo, extraída de http://www.marine-marchande.net y coloreada por el autor.

El remolque se establece en 510 metros y a 3 nudos ponen rumbo al puerto español más cercano, el de Ferrol, al que llegan el 6 de noviembre al amanecer. Desde el día anterior, el Capitán Huido había enviado mensajes a las autoridades españolas solicitando practico y sobre todo, permiso para entrar a puerto, pero no hay respuesta y el convoy llega a cuatro millas de la entrada de Ferrol, donde el oleaje gana un poco de altura al estar cerca de la costa y ante la situación crítica del carguero, el capitán del remolcador envía varios telegramas a radio-ferrol y radio-coruña, desde estas le responden que no pueden contactar a nadie que pueda ayudarlos.

A las nueve de la mañana el convoy está a tan solo una milla de la entrada del puerto, pero el remolcador, al no poder entrar con un barco que podría hundirse en el canal sin la autorización correspondiente, está obligado a dar media vuelta y esperar.  Su única opción es esperar en frente a la entrada de la ría las decisiones e instrucciones de las autoridades españolas.

El Tonghai ya en aguas de Ferrol, mecido por el mar de fondo.
Foto extraida de http://www.marine-marchande.net

El remolcador pone proa a la mar y acorta el remolque para no alejarse demasiado de la costa. Hasta este momento los mamparos y las tapas de escotilla de carga se han mantenido en su sitio, pero a las 9:20 es el fin de toda esperanza de salvamento, los cierres de las bodegas 1 y 2 no aguantan más y se sueltan, el barco escora a estribor hundiéndose la proa aún más, para luego quedarse en esta posición.

Una hora aguantó en esta situación hasta que una serie de tres olas consecutivas lo hacen cabecear aún más, abriéndose las tapas de la escotilla número 3, la cantidad de agua que entra en esa bodega hace que el Tonghai escore más de noventa grados a estribor y cinco minutos después, toda la proa y el puente desaparece bajo el agua a la vez que toda la popa se levanta en el aire, el barco se hunde en unos pocos segundos, golpeando la proa fuertemente contra el fondo, para posarse finalmente completamente adrizado en el lecho de arena a 65 metros de profundidad.

En el momento en el que desaparece el Tonghai bajo las aguas, el Capitán Huido, en una muestra de destreza, hace girar el remolcador poniendo la popa hacia el Tonghai y espera que el barco se tumbe en el fondo para virar el remolque y que un tripulante lo corte con un soplete, perdiendo tan solo 85 metros de cable de acero.

Últimos instantes del Tonghai antes de desaparecer bajo las aguas, donde se ve a un marinero en cubierta listo para picar el remolque.
Foto extraída de http://www.marine-marchande.net

Cuando son exactamente las 10 horas 37 minutos, desaparece el Tonghai de la superficie y en el agua solo quedan unos pocos restos flotando en medio de un burbujeo que se desvanece poco a poco, entre ellos unos cuantos sacos de yute que contienen el preciado té y que se irán para Brest a bordo del remolcador, una vez desaparecen las burbujas, una gruesa mancha de aceites y fuel se extiende gradualmente por la superficie del mar, El Tonghai se hundió a 1,6 millas de la entrada a la ría de Ferrol, en un fondo de arena a 65 metros de profundidad, todos fueron testigos de la agonía del carguero sin decir una palabra. Pero ironías del destino, es en este preciso momento, justo después de que desaparezca el Tonghai, cuando todos ven como se les acerca desde la entrada de la ría de Ferrol la lancha del práctico. El capitán sueco y el jefe de máquinas, aunque molestos, esconden sus sentimientos.

Capitán y jefe de maquinas del Tonghai a bordo del remolcador galo, posiblemente observando su barco.

En los días posteriores no aparece más que una pequeña nota de prensa dando cuenta del hundimiento de este mercante sueco en un periódico de la ciudad, en la que erróneamente lo nombran “Thangoy” creando una confusión que perdurará hasta noviembre de 2.009 cuando John, un escocés afincado en Ferrol y gran apasionado del mundo del buceo y los pecios, da con su verdadero nombre y la primera foto de este mercante, con el nombre correcto nos fue fácil encontrar su historia y también un reportaje gráfico excepcional de su hundimiento, realizado por el patrón del remolcador francés, aficionado a la fotografía. El relato traducido del remolque del Tonghai ha sido sacado de un libro francés titulado: Remorqueurs de hauter-mer etsauvetage, el cual trata unos cuantos salvamentos realizados por los remolcadores franceses durante la época dorada de los remolcadores de salvamento privados, muchos con base en puertos gallegos.

Capitulo del libro que trata sobre el remolque y hundimiento del Tonghai.

Y hasta aquí la historia del hundimiento del Tonghai, en el siguiente post la historia del pecio.

Gracias por leer!!

Publicado por toninorthwest

Un pequeño explorador...

6 comentarios sobre “Naufragio del Tonghai en aguas de Ferrol.

Deja un comentario